Hace muchísimos años, allá por 1816, en una provincia muy pequeñita, la más chiquita de Argentina, ocurrió algo muy, pero muy importante.
Los
representantes de cada provincia se reunirían allí, en la casa de Doña
Francisca Bazán de Laguna , para firmar
un Acta donde declaraban la Independencia, querían ser libres del rey de
España. Ya se habían dado los primeros pasos el 25 de mayo de 1810.
Los diputados de cada
provincia, tuvieron que viajar
muchísimo para llegar a Tucumán, en esa época no había aviones ni autos veloces
y cómodos como los hay ahora. Ellos, viajaban en diligencias,
carretas, a caballo y también a pie.
El viaje era muy cansador, pasaban frío, y debían comer a la orilla del camino o llegar hasta unas posadas, a descansar un rato y comer allí también.
Era un enorme sacrificio pero ellos, estaban felices de poder hacer algo tan importante por su patria y por el pueblo argentino que estaba cansado de depender de un rey de otro país.
Era un enorme sacrificio pero ellos, estaban felices de poder hacer algo tan importante por su patria y por el pueblo argentino que estaba cansado de depender de un rey de otro país.
En la mañana del nueve de Julio de 1816 se realizó la reunión esperada por todos. Se redactó el Acta de la Independencia que fue impresa en tres lenguas: aymará, español y quechua. Fue firmada por los veintinueve diputados presentes. Escuchemos:DIPUTADO - “...¿Juráis por Dios Nuestro Señor y esta señal de la cruz promover y defender la libertad de la Provincias Unidas de Sudamérica y su independencia del Rey Fernando VII, sus sucesores, metrópoli y toda otra dominación extranjera?”
TODOS - ¡Sí! ¡Juro!
TODOS - ¡Sí! ¡Juro!
Cuando los habitantes de Tucumán se enteraron, salieron a festejar a la calle; colgaron guirnaldas y banderas en las puertas de la iglesia y en el centro de la plaza se organizaron bailes que duraron hasta altas horas de la madrugada.